jueves, 4 de noviembre de 2010

Adiós verano.

Doce y cuarto de la noche.
Corre un brisa propia de finales de verano.
La luna, alta, de un color amarillento, se refleja en el mar.
En el agua oscura aparecen y se pierden las olas a lo lejos.
De repente ya no se ve nada. La luna ha sido tapada por pequeñas nubes juguetonas que se han hecho más grandes, y son empujadas por el fresco viento.
Allí está de nuevo, aun más alta que antes y tan bonita, da luz a este mar poco tranquilo esta noche.
El sonido de las olas hace que me relaje poco a poco, pero ya no hay tiempo.
Camino despacio, pudiendo así alargar un poco más este momento. Y así tras de mí, dejo la luna, las olas, la arena... y ese sonido tan hermoso se va alejando poco a poco hasta desvanecerse.
Adiós playa, adiós mar, adiós verano... adiós... hasta el año que viene.

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