lunes, 1 de noviembre de 2010

Fotografias.

Quizás es eso lo que sentimos cuando vemos fotografías antiguas, que por ellas no pasa el tiempo, que no las para el olvido, como esos mosquitos atrapados en ámbar durante millones de años. El mundo sigue adelante, pero ellos se quedan ahí atrapados para siempre sin cambiar, como las fotos guardadas en una caja de zapatos… Instantáneas de otro tiempo que ya nunca volverá.
Una vez le preguntaron a Lewis Hain, un fotógrafo de guerra, por qué había elegido esa profesión; él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos, que ciertos momentos de belleza, de desolación, de amor, y de egoísmo, estaban más allá de las palabras... Yo también lo creo, hay cosas que no podemos explicar con simples palabras. Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso, sensaciones como el volver a abrazar a un amigo…
Quizá por eso nuestra vida se compone de imágenes, de momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian el remedio y el rumbo de las cosas, de fotografías fijas guardadas en la memoria, que te recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario